Gabriel García Márquez, reconocido escritor colombiano, escribió un texto en 1996 al que denominó: “El mejor oficio del mundo”, en el cual hace referencia al periodismo, a la función de los reporteros, a las diferencias que existen en la actualidad con respecto a la vieja labor de los periodistas y hace hincapié, principalmente, en que para él no se trata de una profesión, sino de un oficio que se aprende con el tiempo.
Para el ganador del Premio Nobel de Literatura en 1982 la tarea de informar poco a poco con el tiempo cambió y lo que antes era un oficio que se aprendía en un café o en la redacción de un diario, hoy se desarrolla en universidades o en escuelas caracterizadas en la materia. Al hablar de las universidades de Comunicación Social el creador de “Cien años de soledad” reconoce que son buenas en enseñar cosas útiles para el oficio, pero no en transmitir cosas del trabajo mismo. Con respecto a las escuelas subraya que muchas de ellas se focalizan en lo informativo y no en lo formativo, lo que genera -desde su punto de vista- una deshumanización notoria.
La evolución de la tecnología facilitó el trabajo a los distintos medios de comunicación. En décadas anteriores al realizar un reportaje sólo se contaba con una libreta, con la interpretación del periodista que escuchaba lo que declaraba el entrevistado y, sobretodo, con una ética pura para volcar al papel la realidad de los hechos. Hoy los grabadores son “loros digitales”, con los cuales muchos informantes se desligan de su tarea y sólo repiten lo que escuchan sin la capacidad de entender los tonos del diálogo y, en muchas ocasiones, sacan de contexto lo que se dice sin informar la realidad.
A la conclusión que se llega es que el trabajo del periodista no puede considerarse una profesión, como la de un médico que salva vidas, pero puede ser un oficio que se lleve con uno, en el cual la ética y los principios deben primar para enaltecer la información y no ir detrás de la noticia a cualquier precio, sino destacar las formas para contar e informar lo que verdaderamente sucede.
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